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Bienvenido a San Adrian

San Adrián: dos coordenadas fluviales, Ebro y Ega, sitúan a nuestra villa en la Ribera Media de Navarra.

Su ubicación fronteriza ha marcado buena parte de la historia de San Adrián: batalla de Balmas frente a los árabes (siglo IX), antiguo castillo, tablas o aduanas en el impreciso límite con Castilla son referencias históricas que nos hablan de un lugar al límite con otros territorios distintos al de Navarra.

En una ermita al Santo Adrián prendió el milagro que desde el siglo XI recuerdan los adrianeses como el origen de su historia y que hizo que la Reina Urraca recobrara la vista como premio a su fe y a su oración. Las Santas Reliquias nos recuerdan cada año este acontecimiento.

Fue San Adrián señorío fundado por Juan II a favor de Sancho de Vergara. Por obra de Carlos II acumula a su régimen señorial la condición de marquesado. Pechas de los arrendatarios de tierras, molino harinero, barca para el paso del Ebro a Castilla, monopolizaban ingresos para el señor y marqués de San Adrián.

Humilde villa en la mayor parte de su historia, San Adrián aumenta su población de forma muy notable desde principios del siglo XX. La industria conservera, aprovechando la alta calidad de los productos del campo, prolifera de manera extraordinaria entre los años 1920 a 1960, convirtiéndose en el principal factor del desarrollo económico y social del pueblo. El trasiego de emigrantes de otras zonas de España propicia un asentamiento cada vez mayor de población foránea, sin el cual no puede entenderse hoy lo variado de su población.

Cuenta hoy San Adrián con algo más de seis mil habitantes. La agricultura, junto a la industria agroalimentaria, del metal, y manufacturera de lo más variado ocupa la mayor parte de la mano de obra de su población. Los servicios reivindican cada vez más su lugar en la actividad económica de la villa. Todos estos factores la convierten en la principal población de la Ribera Media de Navarra y le dotan de una cierta prevalencia en la zona. Sede de la Mancomunidad de Servicios Sociales y del Laboratorio del Ebro, cuenta con Notaría, Mutualidades laborales, comercio estable, plazas hoteleras, instalaciones municipales polideportivas con piscina cubierta y gimnasio, etc., servicios todos ellos que contribuyen a hacer de nuestro pueblo un buen lugar para vivir.
El espíritu emprendedor, la hospitalidad, su carácter llano y directo, y una cierta socarronería ribera hacen de los adrianeses un grupo humano singular, abierto y sin complejos.
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